

La relación con el paisaje es uno de los requerimientos primordiales del proyecto, dado que el encuentro con la naturaleza es un mecanismo relevante que incentiva la inserción socio-laboral de los jóvenes con discapacidad intelectual.
El complejo “La Granja” integra a la zona de bosque áreas de cultivo, zona para animales, juegos y edificios con uso de talleres, comedor y servicios, correspondiendo a un desarrollo urbano de pequeña escala a modo de villa. Los edificios de madera contiguos son precarios y construidos con técnicas tradicionales. El nuevo edificio incorpora ese paisaje cultural y reinterpreta métodos tradicionales de construcción en madera, no sólo para ser consecuente con la arquitectura del lugar, sino para que pueda ser construido a un bajo precio con la mano de obra disponible.
El volumen toma posición en el terreno sobre una plataforma estructurada en muros de contención de hormigón armado. La materia básica de la estructura es la madera de pino insigne; con ella se resuelve tanto la tabiquería, como toda la estructura de techumbre a través de vigas portantes de celosía que quedan a la vista. Todos los elementos de conexión entre las distintas piezas de madera son de acero galvanizado.
Los revestimientos exteriores se resuelven con un tinglado de pino impregnado y las terminaciones interiores, con placas de terciado y de otros aglomerados de bajo precio, todos ellos con terminación a la vista, logrando un edificio sustentable y séptico, que a través de un adecuado tratamiento de la madera expone con honestidad su austera materialidad constructiva, irradiando calidez.
El acondicionamiento ambiental se consigue generando sistemas de ventilación cruzada y sistemas pasivos de ventilación de los elementos constructivos, como techumbres y paramentos, logrando una construcción “viva”, hecha con materiales biodegradables, capaz de respirar y permanecer en el tiempo. Más información:
